sábado, 18 de octubre de 2008


LA VISITACreado el 6 Septiembre a 11:24

Matilde que llaman a la puerta.
La señora siguió tomando el té con sus amigas.
- ¿Quién es?
- Es la señora de siempre.
- No, no, no, dile que no estoy y no me la vuelvas ni a nombrar.
Siguió charlando animadamente con todas.
Al día siguiente mientras hacía flexiones con su entrenador personal en la piscina de su casa de campo volvieron a llamar.
Señora que vuelve a ser esa señora de siempre... ¿Qué le digo?
Mira Matildita, mírame a los ojos. Para esa señora yo nunca estoy. ¿Lo entiendes Matildita? Pues ya lo sabes.
Pero la persistencia tiene su recompensa. Un día Matilde volvió a anunciar a la temida visita y a la señora la pilló con las defensas bajas.
- ¿Quién es Matilde?
- Señora es la vejez... ¿Qué le digo?
- Dile que pase.
Y la vejez se instaló a sus anchas.

El pavo



Otra vez lo olvidó.
Apresuradamente al llegar del colegio corrió al servicio de la cocina apenas sin poderse contener.
Lanzó un suspiro al desalojar todo el contenido de su vejiga a presión y pegó un respingo. El corazón se le aceleró ante la sorpresa hasta que su cerebro lo registró como "acontecimiento familiar que se repite todas las navidades".
Y ahí estaba otra vez el regalito de Navidad. En la ducha con su hermoso plumaje y sus patitas bien atadas, como un rehén en un secuestro.
Mirándole fijamente a los ojos con la cresta ladeada hacia la izquierda....y emitiendo sus sonidos culturales.
Se acordó de las Navidades pasadas.
Su padre tuvo la delicadeza de cerrar la puerta de la cocina y prepararlo todo como buen verdugo....Un barreño para echar la sangre y un cuchillo bien afilado.
En el salón...todos expectantes.
A través del cristal opaco de la cocina pudimos entrever el desarrollo de la pelea.
Alas batiéndose desaforadamente.....Gritos de pavo aterradores. Revoloteos por todos los lados. Salpicaduras de sangre en el cristal de la puerta....
Y al final con un tenebroso chirrido...la puerta se entreabre y aparece el pavo tan tranquilo.
Estas Navidades le toca a mi madre, a ver si tiene mejor suerte.

la esquina del encuentro




En la esquina del encuentro se oyen muchas voces. A veces se oyen cantos de hombres y mujeres hermanados por el alcohol, En ocasiones hay disputas de celos, de machos envalentonados y gritos de hembras asustadas. Cascos de botellas rotos y patadas a los autos. Ya se distinguir si se trata de un retrovisor roto o de un faro y si me apuras el derecho o el izquierdo En la esquina del encuentro se alzan las voces para decir ¿A dónde vamos? También se alzan risotadas estridentes. A veces también juegan con los claxon respondiéndose unos a los otros con secuencias musicales. En las noches de calor, del interior de los coches suben chillones acordes y se esparcen como burbujas de notas. Yo medio adormecido en mi cama, siento el frío acero de la anilla entre mis dientes. Un pequeño estirón y un lanzamiento rápido por la ventana y.... el silencio. ¿A qué sabe el silencio?.....A muerte.

martes, 9 de septiembre de 2008

El presagio



Un sabor amargo en la boca del estomago le hacía presagiar malas noticias.

Desde niño había tenido dotes clarividentes y anticipaba muchos sucesos que acababan haciéndose realidad. El síntoma era ese sabor amargo inconfundible.

Ya le pasó cuando les abandonó su padre. En el colegio lo llevaron a enfermería pues le llegó a doler el estomago y ese sabor tan amargo....También le paso cuando su primo Antonio tuvo el accidente...y ahora ese sabor en la boca premonitorio...Acabó lo que estaba haciendo en el trabajo y se marchó a casa. Su corazón acelerado...miles de mariposas por todo el cuerpo.

Entró en su casa, sospechosamente en silencio .Llamó a su mujer sin obtener respuesta. Revisó el correo, abrió una lata de cerveza y se tumbó en el sofá...Entonces lo vio....

Una nota pequeña pegada en el televisor. La angustia le invadió .Últimamente su mujer estaba muy rara. Se dispuso a hacer un ejercicio mental e imaginó el contenido...Las palabras vinieron solas a su mente como si alguien se las dictase...

“Querido compañero de camino...en la siguiente bifurcación que el destino ponga a nuestros pies....me bajo .Han sido años juntos de más penas que gloria y el camino se angosta y se llena de zarzales. No cabemos los dos, me estas ahogando.

Te deseo mucha suerte en tu ruta.

Pegó un brinco del sofá sobresaltado y abrió la nota que decía así:”Cariño, estoy en las Rebajas con Piluca, me quedare a comer por ahí y volveré tarde. La comida la tienes en el microondas .Caliéntala. Un beso”.

Suspiró, el sudor le corría por la espalda. ¡Por una vez se había equivocado! ¡Ja!...que imaginación más desbordante.Se volvió a relajar en el sofá y cogió su móvil;”Churri, te invito a comer, vía libre todo el día ”Clara, su amante desde años atrás, le contesto con voz lacónica...”
Tu no has leído mi e-mail ¿no? Y colgó apresuradamente.

Encendió el ordenador y abrió el correo...

Empezaba así: “Querido compañero de camino...en la siguiente bifurcación me bajo....”

martes, 2 de septiembre de 2008

Vendo piso



La obsesión estaba trastornando su vida.
Su vida ya no era su vida sino la de ella.
Miraba las páginas que ella visitaba, leía los correos que le mandaban sus amigas, los pisos por los que se interesaba, las fotos que le remitían y en las que salía su cara, su sosa cara mofletuda, sus pálidos dientes.
¿Qué habrá visto en ella?.
Pasaba horas en el ordenador mirando su cara inmortalizada.
Desde que descubrió a la amante de su marido y encontró la forma de introducirse sigilosamente en su correo, sin levantar sospecha...ya solo vivía para eso.
La consideraba como una amiga virtual....vivía su vida, lloraba con sus correos personales cuando estaba triste y reía cuando estaba alegre.
Por eso al ver que buscaba un piso por donde residía con su esposo tuvo la gran idea.
Le mando las fotos de su piso con su marido tirado en el sofá durmiendo con una mueca grotesca....etc..
El anuncio decía así:Vendo piso con inquilino

jueves, 31 de julio de 2008





El ruido la sobresaltó. Una sensación de fatalidad penetró en su cuerpo. Había sido en el cuarto de baño. Se incorporó en su cama agudizando el oído. El silencio invadía la alcoba y la claridad empezaba a colarse por las rendijas de la persiana. Palpó con la mano el otro lado de la cama y la encontró vacío pero aun caliente. Tardó varios minutos en reaccionar. Luego pausadamente y de puntillas se acercó al cuarto de baño y ahí estaba Alberto, tirado en el suelo boca abajo.
Una sensación indescriptible entre miedo, alegría y sorpresa la asaltó llenándole el estómago de mariposillas. Se acerco suavemente y le tocó un costado con la punta del pie sin obtener respuesta. En un segundo imaginó como se le solucionaban todos sus problemas. No había duda, Dios estaba con ella. Nadie podía saber lo que había sufrido con él. Ahí estaban sus maletas preparadas para su nueva aventura. Los dejaba por una niña de 25 años. Olvidaba todo lo que había hecho por él. Olvidaba también a sus hijos y empezaba una vida nueva...
Pero Dios lo había castigado. Pensó que se pondría en el entierro...no tenía nada adecuado.
Su hipoteca pagada por el seguro, su pensión de viudedad puntual cada mes, sus hijos llorando a un buen padre, sin rencores ni odios. Su honor salvado, nadie se enteraría de que la iba a abandonar.
Se recostó en la cama pensando en todo esto y le entró un sueño tranquilo y sereno.
Una mano fuerte zarandeó su cuerpo. Ana, Ana... despierta que es tarde.
No sabes lo que me pasó anoche. Me debí desmayar en el baño, menos mal que no me di con el inodoro. En fin ya estoy bien. Despierta, venga....
Pero Ana no despertó, el susto y la excitación debieron soltar aquel coágulo que desde los siete años, cuando cayó de la bicicleta, andaba por su cerebro.
Una sensación indescriptible entre miedo y alegría invadió el cuerpo de Alberto. Vio la claridad a sus problemas. Ya no tenía que irse de la casa. Traería a Sara aquí y sus hijos la querrían como a una madre. Su reputación salvada y su dinero también. Pensó que se pondría para el entierro, no tenía nada adecuado.
Después de deshacer las maletas marcó el 112 y pidió una ambulancia pensando..."Dios está conmigo".


En cuanto lo vi., supe que era mi hombre, mi media naranja. En la foto su cabeza levemente ladeada y a lo lejos un mar de azules infinitos. Debía de ser invierno pues llevaba cazadora o quizá primavera pues lucía un sol amarillo en lo alto. Probablemente las calmas de enero que en el mediterráneo son habituales.Informal, deportista, parecía un anuncio de colonia para hombres. Quedé impresionada.Luego en otra foto más cercana, más auténtica, se me revelaba una cara simpática. Era la clase de tipo familiar, con ojillos ingeniosos y, estoy segura, lengua mordaz. No era tan guapo como en la foto principal. La nariz sobresaliente, gafas de ejecutivo y la sonrisa cómplice. Pero me enganchó. ¿Cómo no se ha casado nunca? Empecé a sentir celos de las visitas que había tenido, de los flechazos que le habían mandado.Livingston, con nombre de doctor escocés y con cara de perdido en el lago Tanganica. Te encontré... ¿El doctor Livingston, supongo?Rellené con cuidado mis datos en el portal de encuentros. Mañana pensaré que haré con mi marido.